La comida

La comida es toda una odisea en Japón. Uno piensa que es algo exótico y bonito, pero lo cierto es que cuando llevas varios dias sin ver más diferencias que pescado, marisco (que no me gusta), arroz y fideos... pues te hartas.
Después del cangrejo gigante que nos regalaron la otra noche (pero que grande era!) hoy hemos tenido la primera comida en el congreso (en el cesped). A parte de la opción de comida vegetariana se puede elegir entre occidental o tradicional japonesa; y claro, todos nosotros más chulos que nadie, hemos cogido la japonesa.
En la vida había comido nada tan raro. No hay nada que me de peor rollo que no saber lo que estoy comiendo. No era lo típico: ni sushi, ni pasta (arroz si). Pero habían un montón de cosas que no reconociamos (y que estaban asquerosas).
Mañana todos cogeremos comida occidental (¡viva el pollo frito!)

Para colmo, por la noche hemos ido a cenar a un restaurante. Ha salido bien: un arroz con tortilla y unos tallarines buenos. Luego una tempura de calamar MUY buena. El problema ha sido que la hemos cagado en el postre. Como siempre, la unica forma de pedir en Japón es señalando fotos en una carta (en el peor de los casos no hay fotos, señalas kanjis extraños y rezas). Pues hemos pedido un helado Carlos y yo con frutas silvestres. El helado estaba bueno pero las frutas eran frambuesa y... ¡habas! Todo aderezado con unas bolas blancas que parecían chicle, pero sabían mucho peor... Están locos estos japos.
Cuando llege a VLC prometo pedir una pizza.
sayonara